Coraza, capítulo 2, página 2

lunes, 25 de mayo de 2009

Coraza, capítulo 2, página 1

lunes, 18 de mayo de 2009

Oscar y Camila, primeros bocetos

lunes, 11 de mayo de 2009

Lo primero que tiene que hacer un guionista de comics, si no dibuja, es darle precisas instrucciones a un dibujante para que diseñe los personajes. No vale darle datos vagos (sí sí, la indirecta es bien directa :D), ni decirle demasiadas veces "hacé como te parezca". El dibujante se marea, y es normal que tenga miedo de que le rechacen un boceto porque no coincide con lo que quiere el guionista. Nadie quiere trabajar para que después le digan que lo que hizo no sirve.

Así que lo primero que hay que hacer es dar datos: el sexo, la edad, la estatura, la contextura física, la ropa que suele usar, el trabajo, la personalidad, etc. Hay cosas que parecen inútiles, pero en mi caso, considero imprescindible que el dibujante sepa si el personaje es tranquilo o inquieto, tendiente a enojarse o siempre con una sonrisa, etc. Eso le permite ensayar expresiones faciales que va a necesitar frecuentemente, poses, etc. Lo mismo con cuestiones como el trabajo, porque permite ensayarlo en ropa correspondiente, y en posiciones o en escenarios acordes.

En el caso de Camila y Oscar, no me costó mucho escribir esto, porque ya había aprendido a dar este tipo de descripciones en proyectos anteriores. En todo caso, lo que nos encontramos con Sebastián fue que teníamos que ponernos de acuerdo en un estilo. Él ya tenía el suyo, o tenía varios; yo quería algo no tan así, pero un poco más de esto.

El primer resultado, el boceto 0 de Oscar, por ejemplo, es muy similar a todo lo que Sebastián venía haciendo desde antes:

Y también, un primer prototipo de la armadura. Si conocés a Mike Mignola, ya podrás opinar :D

Sin embargo yo no deseaba algo tan Mignola, y como ya verán los que no frecuentan mi blog, soy fanátido de Bruce Timm. Como a Sebastián también le gusta mucho este genial dibujante (y guionista), no tuvimos problemas. Así que cambiamos algunos detalles y llegamos a algo así:

Puede verse muy similar, pero tiene sus diferencias. Acá también vemos expresiones faciales, aprovechando los anteojos, y gestos diarios como el de sostener el mate. Se supone que Oscar está trabajando en Coraza, y por eso tiene el delantal.

Sin embargo, terminamos de calzar bien cómo iban a ser los personajes (aramos, dijo la mosca al buey) cuando dibujamos a Camila. Creo que fue después, porque Sebastián quería empezar por el tipo de personaje que, según él, más le sale: hombres maduros y viejos. Camila era otra cosa, y pensó que le iba a costar porque "no le salían las minas", pero los primeros bocetos fueron muy buenos:

Quedaron algunas cosas para hablar, pero ya tenía lo que andaba buscando. Solamente quedó el tema de la ropa y las piernas, y ponerle un poco más cara de feliz, porque estaba medio enojada, pero son cosas que pasan. También estaba la versión "femenina" del primer prototipo del traje.

Y eso me lleva al traje... ¡qué parto! Y ustedes todavía no lo vieron entero... pero bueno, es cosa para la otra semana. Costó mucho, y ya les vamos a contar por qué.

Mi adultez y los comics

lunes, 4 de mayo de 2009

(viene de acá)

Si podía escribir, ¿por qué no podía hacer comics?

Porque no tenía dibujantes, claro.

Con el tiempo, el único amigo/conocido que sabía dibujar (y muy bien, por cierto, al menos superhéroes) dejó de hacerlo y yo me sumergí en mi carrera universitaria. En los primeros tres años, principalmente en ese último, no escribí mucho. Estaba ocupado estudiando, claro, y haciendo otras cosas.

Cuarto año ya apareció más liviano de materias y empecé a tener más actividad. Por esas fechas empecé mis primeros intentos de novelas, con desiguales resultados. De pronto tenía muchas, muchas ideas, las cuales empecé a anotar. Algunas seguían siendo evidentemente gráficas y necesitaban la ayuda de un socio a los lápices. Quedaron archivadas. Siempre guardo todo.

El destino, como siempre, el destino apunta con el dedo de la casualidad. En el colectivo me encontraba a veces con un compañero de la primaria, quien me comentaba que estaba dibujando y conocía a otros dibujantes. Nunca quedamos en nada, hasta que en 2007 nos encontramos todos en Leyendas: se conformó así el germen de lo que pronto sería Pencilvania Comics.

Participé del grupo por un buen tiempo, hasta que tuvimos algunas diferencias de objetivos, lo cual hizo que me desligara del grupo. Sin embargo el empuje estaba hecho: ya escribía mucha prosa, cuentos y novelas. La avalancha creativa por fin tenía otra vertiente y masa crítica. Por otra parte, conocía ya a varios dibujantes, tenía conocidos dibujantes, algo más de método y de experiencia que habían adquirido todos en la experimentación.

Quiso entonces 2008 que en Leyendas se diera el último paso, cuando en un taller de comics Horario Lalia y su alumna Lara Maruca nos enseñaran a hacer guiones. Era todo lo que faltaba.

Repasé todo el trabajo ya hecho para otros guiones y otros proyectos. Pero también empecé de cero algo nuevo, que me venía rondando la cabeza desde hacía tiempo.

Comics de superhéroes. Volver a la segunda fuente.

Así nació Cuna de Héroes. Tenía todos los ingredientes. 13 años después de esa charla en Bariloche, de ese árbol en el que pegamos la vuelta y empecé a hablar de comics. 13 años después de esos bocetos y de esas ideas. Eran otros personajes y otras historias. Pero estaba haciendo comics.